Un recreo lleno de estrategia, risas y aprendizaje compartido
El 28 de mayo, en el marco de la conmemoración del Día Internacional del Juego, el Colegio San Patricio vivió una jornada distinta y muy especial. El Patio Griego fue el escenario del primer Ludorecreo, una iniciativa organizada por el Centro de Recursos para el Aprendizaje (CRA) junto al electivo humanista de Economía y Sociedad, que invitó a estudiantes de todos los niveles a redescubrir la alegría del juego tradicional sin necesidad de pantallas.

La propuesta no solo entretuvo, también buscó fomentar habilidades esenciales como el pensamiento crítico, la planificación estratégica y la colaboración entre pares, a través de clásicos como el ajedrez, el ludo y las damas. Cada partida fue una oportunidad para desafiar la mente, compartir en comunidad y valorar la interacción cara a cara en un entorno lúdico, seguro y lleno de energía positiva.
El juego, una herramienta para crecer
La celebración del Día Internacional del Juego no es solo una fecha simbólica. Es una ocasión para reflexionar sobre el valor educativo y emocional del juego, especialmente en la infancia y adolescencia. Jugar permite explorar el mundo de forma creativa, enfrentar desafíos, resolver conflictos y desarrollar habilidades sociales y emocionales de manera natural.

Al integrar esta visión en la rutina escolar, el Ludorecreo busca ser mucho más que una pausa entretenida. Se proyecta como un espacio de aprendizaje integral, donde cada movimiento sobre el tablero es también un paso en el desarrollo de capacidades claves para la vida.
Un recreo que llegó para quedarse
El entusiasmo y la participación activa de los estudiantes en esta primera edición fueron el mejor indicador del éxito de la actividad. Niños y jóvenes se sumaron con curiosidad y alegría, valorando la posibilidad de compartir en un ambiente libre de tecnología y lleno de estímulos positivos.
Desde el CRA anunciaron que este fue solo el inicio. A lo largo del 2025, se seguirán desarrollando nuevos Ludorecreos para mantener viva esta experiencia que une generaciones, estimula el aprendizaje y fortalece la comunidad escolar desde el juego consciente y reflexivo.